Lo primero es la familia, y también la palabra

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Los Illia están cumpliendo 40 años como representantes de Colombo y Magliano en Mar del Plata y su zona de influencia. Para celebrarlo rematarán 10.000 cabezas por la pantalla de Canal Rural y la web de la firma, desde el coqueto Hotel Provincial.

Fuente: Campo Total

Para los Illia no había otra manera de celebrar que trabajando. Porque es lo que saben hacer, porque es lo que Jorge (padre) les inculcó y porque es algo que disfrutan. En este 2022 están cumpliendo 40 años como representantes de Colombo y Magliano en Mar del Plata y Balcarce y para festejarlo decidieron llevar las vacas al mar, como le gusta decir a Jorge (hijo).
Este viernes el equipo que conducen los Illia y Colombo y Magliano rematarán desde el coqueto y emblemático Hotel Provincial de la ciudad feliz, por la pantalla de Canal Rural y la página web de la consignataria, 10.000 cabezas de gordo, invernada y cría. “Esa la primera vez que damos un remate televisado y la primera vez que se hace uno en Mar del Plata. Y así lo decidimos porque quisimos también que sea un momento de encuentro junto a los representantes de Colombo y Magliano, con quienes conformamos este gran equipo, con tanto recorrido”, explica Jorge (hijo) quien secunda en la consignataria a su padre, en una charla con CAMPO total radio.
“A la vez es una excelente oportunidad para poner en oferta invernada recriada, los primeros lotes de terneros cabeza de la zafra 2022, vientres parición otoño y un especial ofrecimiento de hacienda para faena de productores que nos quieren acompañar en este 40 aniversario”, completa.

Cuestión de familia
La relación comercial entre Colombo y Magliano y Jorge Illia empezó en 1982, cuando el por aquel entonces porcicultor decidió sumergirse en el mundo de la ganadería vacuna y se convirtió en representante de la que hoy es una de las consignatarias más importantes del país. Pero el vínculo entre las familias Illia y Colombo ya tenía larga data. “Mi bisabuelo operaba con la firma en el mercado concentrador de cerdos, también lo hizo mi abuelo y lo siguió mi padre, hasta que hace cuatro décadas decidió pasarse a las vacas y se convirtió en representante”, repasa Jorge.

Jorge hijo y Jorge padre en uno de los tantos remates a los que asisten. En la foto de portada los acompaña Leandro

“Yo tengo 36 años, así que toda mi vida transcurrió en el marco de la representación de Colombo y Magliano. Es una gran satisfacción”, asegura.
Su hermano Leandro, en tanto, tenía seis años cuando su padre asumió la representación de la firma que acumula ocho décadas de trayectoria en el país. “Me acuerdo que empezó a trabajar dos meses antes de que comenzara la guerra de las Malvinas. Y si bien siempre estuvo relacionado al sector, nunca especialmente dedicado a la comercialización de hacienda. Pero sin saber nada, con 30 años, arrancó. El trabajaba y yo jugaba, porque lo acompañé siempre”, recuerda sobre lo inicios de la consignataria familiar.
Entonces, con el correr de la charla, las imágenes brotan: remates en Vidal, en Otamendi, hasta en Murphy (Santa Fe), ventas en las cabañas El Deseo, El Cornalito, negocios particulares por todos lados. “Yo aprendí todo con él, yendo a los remates, comprando”, dice.
Vaya si aprendió Leandro: tras de ejercer como agrónomo y administrar varios campos, desde hace ocho años es el coordinador de Colombo y Magliano en la Pampa Húmeda.
Pero hay más recuerdos que salen a la superficie en esta fecha tan particular. “A los 12 años, en el verano, iba a la oficina a las ocho de la mañana a anotar los precios de Liniers que relataban por la radio. Entraban entre 20.000 y 22.000 cabezas y había que tener los precios de todas las categorías porque era la información para el día”.
Eran tiempos, además, en los que era habitual encajarse en los caminos de la zona y pasar horas y horas hasta ser rescatados. “Una vez, un viernes, nos quedamos con mi viejo encajados con la camioneta y recién a la noche agarró señal de radio, porque Colombo y Magliano tenía frecuencia en todos lados. Se comunicó con la oficina de Formosa, y el formoseño le avisó a mi mamá lo que nos había pasado y al otro día fue con ayuda al campo en el que estábamos”, cuenta entre risas y la mirada húmeda.
“Todas aventuras de otra época, pero siempre muy bien vividas y muy bien disfrutadas”, agrega.
No es casual esta última frase de Leandro. Su hermano Jorge también asegura que disfruta del día a día. Y ahí viene una de las enseñanzas de su padre que los marcó a fuego. “El siempre nos decía que hay que aprender a trabajar un poco jugando, tomándole cariño a lo que uno hace, y siempre disfrutando. Porque de esa manera se generan las mejores oportunidades”, cuenta.
“Y un poco este remate especial de los 40 años surgió así, se dio como una oportunidad, viendo cómo podíamos celebrar trabajando una fecha tan importante”, completa.

La palabra
Han ido pasando las generaciones de los Colombo y los Illia y la relación nunca perdió vigencia, todo lo contrario. Con el transcurso del tiempo se fue construyendo una amistad, pero también los protagonistas explican que comparten ciertos valores que hacen que la alianza comercial perdure. “El criterio se mantenido siempre, que es el de brindar un buen servicio, estar a disposición del productor y por sobre todo, honrar la palabra. El mercado ha ido cambiando, el trabajo y la tecnología también pero el principio de honrar la palabra siempre está”, explica Jorge con orgullo y convencimiento.
“Hoy la tecnología ayuda mucho, permitió mejorar al sector en muchos aspectos, pero el valor de la palabra sigue siendo importante. En todos estos años hubo momentos mejores y momentos menos buenos, pero nosotros siempre tuvimos el mismo compromiso y la misma forma de manejarnos. Y trabajando en equipo, otro valor que ha hecho que uno siga el camino iniciado por mi padre”, agrega.
Son 40 años de relación comercial con Colombo y Magliano, es mucho tiempo, pero es mucho más lo vivido. “Julio César (Colombo) fue un gran mentor de mi padre; también lo fueron Carlos José y Elio. Y yo me crié con Juan Pedro y con Carli, encontrándonos en los remates, charlando”, aporta Leandro.
No hay dudas de que este viernes hay motivos para festejar en Mar del Plata. Y de que para los Illia no hay mejor manera de celebrar que trabajando.

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